Lucas Leys.- Tenemos que tener amigos no cristianos para hablarles de Jesús, pero simultáneamente tenemos que asegurarnos de tener mejores amigos cristianos para que nos edifiquen en Jesús. Los amigos son una gran influencia para nosotros, y lo son mucho más en los tiempos de adolescencia y juventud que en ninguna otra etapa de la vida.
Es por eso que debes tener un especial cuidado al elegirlos. En la amistad, como en el amor. Si deseas tener algunos amigos no cristianos para bendecirlos con tu influencia positiva y compartirles tu fe en Jesús, pues muy bien, pero entonces lo mejor es que tengas un grupo (el principal) de amigos cristianos, que estén «arriba de la mesa» junto contigo, sosteniéndote para que no te caigas.
Además, si no tienes un grupo de amigos cristianos, ¿junto a quiénes orarás o a quiénes les pedirás oración cuando lo necesites? ¿Y con quién compartirás tus preocupaciones para recibir un consejo de sabiduría bíblica? Esto del consejo requiere un especial cuidado, porque muchos terminan recibiendo consejos de sus amigos no cristianos en lugar de ser ellos quienes dan los consejos. Esto finalmente los lleva a tomar decisiones equivocadas, por escuchar a los consejeros equivocados.
Siempre es importante que ante cualquier decisión que debas tomar en la vida puedas considerar cuál es el consejo que tiene la Biblia para darte al respecto, y para esto es útil que tengas un grupo de amistades que conozcan y amen a Dios, y puedan ofrecerte ese la palabra apropiada cuando la necesites. No hay en el mundo mayor sabiduría que esta, la que proviene del Señor.
Por otra parte, para las amistades también es válido eso del yugo desigual. ¿En qué sentido? Bueno, conozco muchos casos de amistades rotas por unirse en yugo que resultó desigual. Por ejemplo, imaginemos un chico cristiano que tenía un muy buen amigo no cristiano. Lo pasaban muy bien juntos en la escuela, se divertían, incluso se iban de vacaciones juntos … Hasta que en determinado momento decidieron abrir un pequeño negocio juntos, pensando que lo iban a pasar de maravillas pudiendo verse todos los días y encima ganando plata. ¿Lo ves? Ahí se unieron en un yugo, que era desigual.
A partir de ese momento comenzaron a surgir los problemas. El chico no cristiano quería intentar evadir algunos impuestos para que el negocio ganara más plata, y el chico cristiano no estaba de acuerdo. El chico cristiano no quería abrir el negocio los domingos, y el chico no cristiano lo veía como una haraganería y una pérdida de dinero innecesaria. Y así sucesivamente, las «pequeñas» diferencias fueron desgastando la relación hasta que finalmente se quedaron sin negocio y sin amistad…
Por último, recuerda siempre que somos nosotros los que debemos transformar el mundo, y no al revés.
El mejor consejo que puedo darte es que busques un grupo pequeño, de tres o cuatro chicos o chicas (todos de tu mismo sexo) cristianos, con los que puedas reunirte con regularidad para compartir lo que está pasando en las vidas de cada uno, rendirse cuentas mutuamente, confesarse sus pecados o debilidades, y sobre todo orar juntos por todos estos temas.
Esto te proporcionará el sostén necesario para poder tener amigos no cristianos y ser tú el que sea de influencia para los demás.
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