En los últimos tiempos ha empezado a surgir una curiosa tendencia en los actos públicos que consiste en divinizar al presidente de EE.UU., Barack Obama, un discurso que se ha visto reforzado por una reciente comparación del mandatario con Dios.
Esa tendencia, que se puso de moda hace unos años, se manifestó durante la edición del 2012 de la ceremonia anual de los premios Soul Train Awards, que tuvo lugar en la ciudad de Las Vegas, cuando el actor y ganador del Oscar, Jamie Foxx, se refirió a Barack Obama como “Nuestro Señor y Salvador”.
Antes, en el año 2010, la revista estadounidense ‘Newsweek’ indignó a los conservadores al publicar que Obama “es el Dios de todas las cosas”. En aquel mismo año el titular de ‘Politiken’, uno de los periódicos daneses más influyentes, rezaba que “Obama es, por supuesto, más grande que Jesús”.
Es natural que Michelle Obama, la esposa del mandatario, no se quedara almargen y dijera que “Este presidente nos ha llevado de las tinieblas a la luz”.
La lista de los ejemplos la concluye un libro de la profesora Barbara Taylor, que salió a la venta hace poco, donde la autora llama a Obama “un apóstol de Dios”, que ha venido para crear un “paraíso político” en la Tierra.
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